Espacios con historias

 

Inicio | Crónicas | Historias | Mitos | Testimonios | Leyendas | Relatos orales | Esquinas de Altagracia | Historia gráficaFuentes usadas Espacios de Altagracia | Crónicas de Autores | Solares |  

 

La parroquia Altagracia es una de las parroquias que concentran la mayor cantidad de lugares históricos de Caracas.

Contenido

  • Algunos datos de la Parroquia Altagracia:
    Esta parroquia, que es una de las veintidós con que cuenta el Distrito Capital, se ubica en el centro-norte de Caracas. Sus límites son: 
    • Norte: Parque Nacional El Ávila o Waraira Repano[2]
    • Sur: Parroquia Catedral
    • Este: Parroquias San José y La Candelaria
    • Oeste: Parroquia La Pastora
    Posee una superficie de 4,47 kilómetros cuadrados, igual a La Pastora, de la cual está separada por la Avenida Baralt. Pero según el censo del año 2011 Altagracia tiene 47.922 habitantes, cifra que representa un 40% menos de población que aquella. 
     Altagracia fue mucho más extensa de lo que es ahora. En 1889, bajo la presidencia de Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905), cedió gran parte de su territorio cuando fue decretada la fundación de la parroquia vecina anteriormente mencionada, la parroquia La Pastora.  
    Algunos íconos arquitectónicos son: 
  • Iglesia Nuestra Señora de Altagracia y Convento de las Carmelitas Descalzas
  • Panteón Nacional
  • Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes
  • Ministerio de Educación y Casa de Las Letras Andrés Bello
  • Templo Masónico de Caracas
  • Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero
  • Casa de las Primeras Letras y Casa Nuestra América José Martí

 

Esquina de Carmelitas

Convento de Las Carmelitas Descalzas de Caracas, antes de ser demolida en 1907. Le dio el nombre a la esquina de Carmelitas.

 

Cuando en 1874 Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) decretó el cese de todas las congregaciones religiosas del país, vivían allí diecisiete hermanas que tuvieron que emigrar. El edificio del convento  fue destinado al Ministerio de Hacienda, pero en 1907 éste fue demolido.

Posteriormente se construyó el Palacio de Hacienda, a cargo del arquitecto Alejandro Chataing (1873-1928). Luego esta edificación también fue derrumbada y el terreno estuvo dedicado a estacionamiento, hasta 1957 que se autorizó su traspaso al Banco Central de Venezuela (BCV).

La torre actual, de 108 metros de altura, fue inaugurada en 1973 por Rafael Caldera (1916-2009). El diseño es creación del famoso arquitecto Tomás Sanabria (1922-2008), con el cual ganó el Premio Nacional de Arquitectura en 1967. Este está ubicado en la acera noreste de la Avenida Urdaneta. En la esquina noroeste queda el Ministerio de Finanzas, del lado de la parroquia Altagracia. En la esquina del lado de la parroquia Catedral quedan la Vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela y el Museo Correo de Carmelitas (IPOSTEL).


 

Templo Masónico 

Templo Masónico de Caracas (Fotografía: Luis Duarte. Caracas,2017)

 

El Gran Templo Masónico está ubicado entre las esquinas de Jesuitas y Maturín, a tres cuadras al norte de la Plaza Bolívar. Esta última también fue conocida como esquina de Arguinzones, porque en ella vivió el capitán Pedro Ruíz de Arguinzones en el año 1677. Maturín es una denominación posterior, debido a una pulpería que tenía ese nombre.

Según, Enrique Bernardo Núñez (1895-1964), en la misma esquina fijó su residencia con anterioridad Diego de Losada (1511-1569) a quien se le atribuye la fundación de la ciudad colonial. Éste era un lugar estratégico, debido a que desde aquí se dominaba la entrada a Caracas por la montaña y además por la cercanía de la Quebrada Catuche con agua pura y fresca para ese entonces.

La calle sobre la que están las esquinas de Jesuitas y Maturín es la Oeste 3 a partir de 1876, pero en 1821 se conocía como “Calle La Protección”. Las obras del Templo Masónico comienzan en 1864 y es inaugurado por Guzmán Blanco el 27 de abril de 1876, aunque desde esa fecha hasta 1904, cuando ya gobernaba Cipriano Castro, se siguió construyendo.

El diseño del Gran Templo, de estilo neobarroco, es del arquitecto Juan Hurtado Manrique (1837-1896), quien realizó importantes obras durante los gobiernos de Guzmán Blanco y Joaquín Crespo. Entre ellas las iglesias de Santa Teresa y Santa Ana (1881), la Basílica Menor Santa Capilla (1883) y el Arco de la Federación (1895).

La idea de construir un templo masónico en Caracas se materializa cuando un grupo de francmasones de la logia “Esperanza” N°7, de la que Guzmán Blanco fue fundador en 1854, crean la Sociedad del Templo Masónico en 1863 y comienzan a reunir dinero para la compra de un espacio que fuera adecuado a los propósitos.

Por esos años, Guzmán Blanco aún no era Presidente de Venezuela, ya que su primer período, llamado Septenio, cubre el lapso comprendido entre 1870-1877. Es a partir del año 1873 cuando Guzmán Blanco impulsa la terminación del templo a través del Ministerio de Fomento, siendo ya Masón Grado 33° que es el más avanzado de los niveles en el Rito Escocés.

El Gran Templo Masónico se levanta sobre dos solares contiguos. Primero se compra una parcela que estaba en remate y al año siguiente la que estaba al lado. Ambos terrenos habían pertenecido antiguamente a la familia del General José Félix Ribas, cuya vivienda, al parecer, fue destruida por el terremoto de 1812.

Pero éste no es el primer templo masón de Venezuela, de hecho es el quinto. El primero de ellos fue inaugurado en La Guaira por la logia “Unanimidad” N° 3, en 1853, frente al antiguo Mercado Municipal. Este edificio fue derrumbado para construir la Avenida Soublette y luego en 1960 se erigió el nuevo frente al puerto.

Justamente en La Guaira comienza la francmasonería en Venezuela, cuando llegan los presidiarios españoles a pagar condena en las bóvedas. Entre ellos el maestro Juan Picornell (1759-1825), inspirador del movimiento emancipador de Manuel Gual (1759-1800) y José María España (1761-1799), descubierto por las autoridades el 12 de julio de 1797. 

El Gran Templo Masónico de Caracas pasó por varias etapas en su construcción y ornamentación. Para 1876 sólo existía la Cámara Principal y es en los años 1887-1888 que se finalizan las otras. Luego, en 1893, se invierte en mobiliario para: Cámaras 18 y 33, Cámara del Aprendiz, Salón de los Pasos Perdidos y Salón de Banquetes.

El terremoto de 1900 ocasiona daños a la estructura del Templo. Cipriano Castro no era masón pero les tenía gran respeto, por lo cual ordena cubrir todas las reparaciones que fueran necesarias, las cuales concluyen en 1904. Adicionalmente, se inaugura la Cámara del Medio, de fundamental importancia para la masonería.

El Templo Masónico es una obra admirable, con su fachada de columnas salomónicas y su puerta de seis metros de altura. El frente mide 30 metros de largo y el edificio tiene 14 metros de alto. Adentro está lleno de símbolos, así como de espectaculares vitrales y lámparas. Además tiene un patio interno con una majestuosa cúpula y una hermosa fuente.

Hacia los finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX la masonería tuvo gran auge. La mayoría de los que lucharon por la independencia, incluyendo a Francisco de Miranda, Simón Bolívar y José Antonio Páez, fueron masones. Posteriormente, en la etapa republicana antes de Cipriano Castro, 13 presidentes de Venezuela pertenecieron a alguna logia.

En cuanto a los intelectuales, además del ya mencionado Andrés Bello, fueron masones, entre muchos otros: los educadores Simón Rodríguez (1769-1854) y Juan Vicente González (1810-1866), el músico Juan José Landaeta (1780-1814), el pintor Juan Lovera (1776-1841) y el poeta Juan Antonio Pérez-Bonalde (1846-1892).

También en el siglo XX existen numerosos representantes masones que impactaron la historia en algún ámbito. Entre éstos podemos resaltar: los educadores Agustín Aveledo (1837-1926) y Luis Beltrán Prieto Figueroa (1902-1993), el poeta Andrés Eloy Blanco (1896-1955) y el presidente de la República Raúl Leoni (1905-1972).
 
 

 Casa de Las Primeras Letras Simón Rodríguez

 

Frente a la Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero, un poco más hacia el sur, hay otras dos casas gemelas marcadas con los números 29 y 31 que, están muy relacionadas con la primera. Además, se podría decir que en ellas vivió lo más rancio de la sociedad de Altagracia.  

Los anales de estas construcciones se remontan a los primeros tiempos de Caracas, cuando en 1568 Diego de Losada reparte los solares entre los conquistadores que lo acompañan en la fundación de la ciudad. Según consta en las actas originales, la casa  N° 29 le correspondió a Lope de Benavides y la N° 31 a Alonso Andrea Ledesma.

Este último valiente español es muy conocido en la historia, porque con 72 años se enfrentó, él solo, a los piratas comandados por el corsario inglés Amyas Preston. En 1595 incursionaron en la ciudad, la saquearon y la quemaron, matando a Ledesma el 29 de mayo. La guardia los esperaba por otra entrada y Caracas quedó desprotegida. 

Desde el año 1774 estas dos casas se convirtieron en una sola, ya que por un tema hereditario las viviendas pasaron a ser de Martín José de Tovar y de su esposa María de Las Mercedes Liendo. Mucho más tarde se vuelven a separar debido también a causas de herencia. Inclusive, en cierto momento llegaron a ser tres parcelas. 

En esta casa estuvo la Escuela de Las Primeras Letras y la Escuela de Latinidad desde 1791. Las dos escuelas estaban dirigidas por un maestro principal, que además era quien se ocupaba de los estudios clásicos. Esta enseñanza antes se impartía en lo que actualmente es la Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero.

Cuando fueron expulsados los jesuitas, Carlos III ordenó que en cada municipio se estableciera una Escuela de Primeras Letras. En Caracas existía al menos desde 1782, ya que se puede observar en la parcela que antes fue de la Compañía de Jesús, según el plano elaborado por el profesor Marín basado en la matricula parroquial.

Corría mayo de 1791 cuando el Cabildo de Caracas le otorga el título de Maestro a Simón Rodríguez[26], que aún no había cumplido los 22 años[27]. Aquella escuela, que dirigía el maestro Guillermo Pelgrón, era la única pública de la ciudad. Contaba con 114 alumnos, entre los que estaba Simón Bolívar que para entonces tenía 8 años.

Decía Rodríguez que el ambiente en la Casa de los Jesuitas era deprimente. Logra que el Cabildo supervise el local para que compruebe el hacinamiento y las deplorables condiciones. Poco después alquilan la casa de enfrente y la escuela mejora, aunque igualmente la carga de estudiantes era excesiva y los recursos muy limitados.

A partir de 1797, cuando Rodríguez sale del país, se pierde un poco la pista acerca de lo acontecido en este lugar. Sin embargo, revisando la cronología histórica, se verifican hechos importantes sobre la Escuela de Las Primeras Letras.

  • 25 de junio de 1800: La Real Audiencia solicita al Licenciado Miguel Sanz un informe completo y minucioso sobre lo relacionado con la educación pública de Caracas.
  • 14 de noviembre de 1803: Don Hilario Mora se dirige al Cabildo señalando que la instrucción que se imparte en la Escuela de Las Primeras Letras es muy deficiente y sugiere que la Universidad la gestione.
  • 27 de enero de 1804: Escribe al Cabildo el Regidor Don Pedro Ramírez, diciendo que ha examinado a los niños y que no se observa avance en el aprendizaje, por lo que propone la suspensión de la Escuela.
  • 1809 (sin fecha exacta): Doña Josefa Lovera[28] pide la desocupación de la casa alquilada por estar sumamente deteriorada. El comisionado informa que ya tiene un nuevo local “al costado de la casa concejil”.
  • 20 de diciembre de 1809: Se nombra un nuevo maestro[29]. Su nombre es Don Ramón de la Peña y va a ser el último de la Escuela de Las Primeras Letras en la Colonia.

A partir de aquí hasta 1830 no se observan informaciones relevantes relacionadas con la Escuela de Las Primeras Letras, salvo una que es muy particular y merece ser destacada.

  • 3 de octubre de 1826: Se eliminan los azotes en las Escuelas de Primeras Letras, así como las palmetas, sustituyéndose por penas más suaves y moderadas para corregir la falta en los niños.

En el año 1872 Agustín Aveledo muda su colegio para la casa donde antes había estado la Escuela de Las Primeras Letras y ésta es la etapa de mayor esplendor de la institución. Llegó a tener hasta 300 alumnos, aunque aproximadamente la tercera parte no pagaba. En esta época dio clases José Martí (1853-1895)[30].

Adicionalmente, Aveledo instaló una clínica donde en las tardes los mejores médicos de Caracas atendían a los niños sin cobrar. También fundó un orfanato en La Pastora, en el cual se alimentaba, vestía y educaba a todos los desamparados, con las contribuciones que el educador lograba recaudar.

En 1917, debido a un derrame cerebral, Aveledo cerró el colegio por no poder ocuparse y toda su obra se vino abajo en poco tiempo. Hoy día en las instalaciones del orfelinato está el Colegio Madre Rafols de las Hermanas de la Caridad, que funciona únicamente como instituto educativo.

En cuanto a las casas 29 y 31, a mediados del siglo pasado ya habían entrado en franco deterioro. Incluso una de ellas, la N° 29, era un famoso restaurante llamado “Álvarez”. Tanto el interior como las fachadas lucían muy estropeadas, por lo cual en el año 2006 la Alcaldía las toma como bien patrimonial y las restaura.  

 

Actualmente visitar estas casas es un gran placer, por la bella arquitectura colonial y por la paz que en ellas se respira. En la Casa de Las Primeras Letras se pueden ver interesantes exhibiciones de vestuario colonial, así como de objetos de la época, y la Casa de José Martí es una galería de arte urbano. Además hay un acogedor café donde venden deliciosos postres. 

 

 El Panteón Nacional

Panteón Nacional (Fotografía: Luis Duarte. Caracas,2017)

 

El Panteón Nacional fue inaugurado por Antonio Guzmán Blanco el 28 de octubre de 1876, cuando trasladan los restos de Simón Bolívar (1783-1830) desde la Catedral de Caracas. Ya se encontraban allí otros personajes importantes, que habían sido enterrados cuando el lugar todavía era llamado Iglesia de la Santísima Trinidad.

Los primeros restos que ingresaron en el templo fueron los de Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra (1761-1851), vecino de la parroquia. Era el cuarto Marqués del Toro, aunque había renunciado a su título nobiliario español para unirse a la causa independentista. Aparece como firmante del acta del 5 de julio de 1811.

El nuevo santuario se erigió sobre los escombros del antiguo, que fue destruido por el terremoto de 1812. La primera iglesia había sido construida por el pardo maestro de obras Juan Domingo del Sacramento Infante (1710-1780), que también hizo el Puente de La Trinidad (1771) en Altagracia y gran parte del Puente Carlos III en La Pastora.

Juan Domingo levantó el templo entre los años 1744 y 1780 con sus propios recursos, además de los aportes de feligreses y de acaudalados contribuyentes. Entre estos últimos Juan Vicente Bolívar, padre del Libertador, y los marqueses del Toro, quienes vivían cerca de la casa de Infante, la cual estaba en la orilla izquierda del río Catuche.

La primera Iglesia de la Santísima Trinidad fue inaugurada en julio de 1781, cuando ya Infante había muerto. Allí fue bautizado Bolívar y también hizo su primera comunión. Además, cuando sus restos llegaron de Santa Marta en el año 1842, estuvieron en el Templo de la Santísima Trinidad hasta el 17 de diciembre.

La arquitectura actual del Panteón Nacional presenta elementos del neogótico y del neobarroco. Sus ventanas puertas y pórtico poseen forma ojival y sus tres torres terminan en cúpulas con pináculos de tres puntas. Cuenta con tres naves separadas por columnas y su techo está bellamente decorado con pinturas de Tito Salas.

Además de los numerosos restos mortales que guarda, en su recinto existen muchos monumentos con restos simbólicos. Entre ellos los de Hipólita, que amamantó a Bolívar; los de Matea, que lo acompañó en su crianza; y los de Pedro Camejo o Negro Primero, quien murió en la Batalla de Carabobo y no se sabe dónde lo enterraron.

También el Panteón tiene tres cenotafios o tumbas vacías hechas de mármol. Éstas son: la de Francisco de Miranda (1750-1816), cuyos restos fueron arrojados a una fosa común en La Carraca (Cádiz-España); la de Andrés Bello (1781-1865) fallecido en Chile; y la de Antonio José de Sucre (1795-1830) quien reposa en Ecuador.

Desde que fue inaugurado al Panteón Nacional se le han hecho tres refacciones, dos de la cuales fueron durante la dictadura de Juan Vicente Gómez en los años 1911 y 1929, y la otra en el gobierno de Hugo Chávez (1954-2013). Está última incluyó un nuevo mausoleo para Bolívar, el cual está a un costado de la antigua edificación.

La nueva estructura es de estilo moderno. Tiene forma de rampa, está recubierta de cerámica blanca y mide 54 metros de altura, lo cual son 8 metros más que la torre más alta del Panteón. Ha sido muy cuestionada por romper la armonía arquitectónica y paisajista, además de opacar la construcción original.



 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Esquinas de la parroquia Altagracia: Algunas historias y su importancia

Entre esquinas de Altagracia. Caracas