SOLARES

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                                                                                Mapa de la Caracas de 1775

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Plan de la ciudad de Caracas, con división de sus Barrios 

Fecha: 1775

Cartógrafo: Joseph Carlos de Agüero

Original: color, 27,5 x 18,5 cm.

Archivo General de Indias, Sevilla, España

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Solares

Desde muy temprano en la historia de Venezuela, de lado y lado del océano las crónicas conservan el registro de las obras de los españoles que llegaron a estas costas luego de hacer la larga travesía del Atlántico.

La costa caraqueña es una costa bautizada desde entonces como "costa brava", justamente por la fuerza con la que aquí también el mar Caribe rompe contra gran parte del litoral… Justamente, en el puerto de La Guaira, en 1734, se construye una de las primeras grandes arquitecturas civiles de Caracas, la Casa de la Real Compañía Guipuzcoana, de enorme cubierta y acusada reminiscencia naval. Es interesante detenerse un momento en ello, por el interés que tiene para la historia de la arquitectura de influencia española en nuestra capital.

Podemos imaginar lo que sentían los españoles al tener la primera visión de la vertical costa brava caraqueña y más tarde la del verde y bucólico valle de Caracas de entonces, alto tras la montaña. El valle de San Francisco. Y podemos imaginarnos también cómo todo esto empezó pronto y con facilidad a mutar hasta convertirse en una metáfora del recuerdo.

Fueron muchos los autores españoles que trabajaron en Caracas a partir de su fundación, iniciada por primera vez en la costa caraqueña, para aportar sus creaciones, gran parte desde la primera mitad del siglo veinte. Entre 1900 y 1970 (ámbito temporal de la exposición Suite IBERIA: la arquitectura de influencia española en Caracas, que se exhibe hasta el 30 de agosto en la Sala TAC del Trasnochco Cultural), llegaron, provenientes de muy diversas ciudades y escuelas de arquitectura españolas, cuyos árboles genealógicos e influencias debemos seguir; unas más modernas, otras más académicas. Algunos fueron contratados puntualmente para hacer trabajos que diseñarían desde fuera de Venezuela, como Secundino Suazo, José Luis Sert, Victorio Macho o Andrés Martínez Abelenda; otros recibieron encargos especiales que los traerían al país para realizarlos aquí mismo, a pie de obra, como fue el caso de Manuel Mujica Millán y Ángel Cabré i Magrinyà. El resto de los autores, de una u otra forma decididos a hacer de Caracas su ciudad, retomaron en ella sus espléndidas carreras y profesiones, haciéndola suya, para fortuna de Caracas. Su trayectoria se diversificaría y multiplicaría en variadas versiones y vertientes al llegar a la capital venezolana y mezclarse con la práctica local. 

La arquitectura de influencia española abarcará toda Caracas. Los principales sitios de la ciudad donde estas nuevas arquitecturas, urbanismos, obras de arte urbano e integraciones artísticas van a aparecer son Macuto, Caraballeda, Los Caracas, El Paraíso, Los Caobos, La Florida, el Caracas Country Club, Campo Alegre, La Castellana, Altamira, El Rosal, Las Mercedes y el Valle Arriba Golf Club: los nuevos desarrollos y urbanizaciones de la Caracas moderna. No obstante, aunque en esta oportunidad hemos logrado dar con muchas de las obras que los maestros españoles realizaron aquí, es imposible determinar hasta dónde llegan las influencias. La Caracas hispana es una bella ciudad en gran parte invisible esperando todavía por ser develada en la totalidad del vasto conjunto de sus ibéricas formas.

El valle de Caracas, planificado como una ciudad de Indias en base a un idealmente infinito trazado de damero, lanzó desde 1567 por todo el territorio su desiderata de orden y construcción civilizatoria. Aunque la retícula no continuara a realizarse más allá de los cauces de los ríos Guaire y Anauco, y la metrópolis moderna optase por otras ideas urbanísticas para transformar cada hacienda en ciudad, el influjo de la trama persiste, inmanente, incólume, intangible, como un plan ideal.

La idea española del solar esclarecido, presto a anidar organizadamente en el territorio virgen para instaurar un universo racional e impartir su propia cátedra de ciudad, la encontramos por todas partes. No hay una arquitectura de influencia española que no intente rendir una lección de arquitectura y ciudad en su lote y fungir de puerto para las grandes tradiciones constructivas y las mejores ideas de su época. Un talante que resumiera muy bien el "racionalista madrileño", Rafael Bergamín Gutiérrez, ya en Caracas, cuando escribiera desde su tribuna en El Univesal: en 1938: "Voy a sugerir lo que debe ser una ciudad moderna. Serán como unas elementales lecciones de urbanismo al alcance de todos".

 


Hannia Gómez (texto)

 

Fuentes:

 http://hanniagomez.blogspot.com/2019/02/

http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-de-la-colonia/

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